Descripción de un compañero
Este compañero es en ocasiones un poco callado, le gusta hacer ejercicio en el gimnasio de la universidad, su voz es una de las más destacadas en el salon de clase. Algunas veces le gusta bromear con algunos compañeros.
Fisicamente es un compañero con estatura promedio, tiene cabello quebrado (negro) y tiene barba -no muy creccida-.
Con el puedes platicar de cualquier tema sin problema.
Compañero: Amado
Moises Alaan Hernandez Castro.
miércoles, 24 de octubre de 2012
Oraciones Simples (el dia mas feliz)
=Nos reunimos primos lejanos.
=Mi cumpleaños numero 7.
=Cuándo fuimos mí primo y yo a un concierto.
=Cuándo terminé la primaria.
=El dia que terminé la secundaria.
=El día que tuve mi primer mascota.
=Cuando me subí a una motocicleta.
=El ver a mís primos después de no verlos por 6 meses.
=El baile de fin de año en la preparatoria.
Moises A Hernandez Castro.
Mi Descripción
Descripción
Es alto, de tez morena clara, cabello corto y negro; complexión un tanto fornida y una mirada que todo lo analiza.
Al principio es algo tímido pero cuando entra en confianza es agradable y un tanto burlón.
Se altera con los temas sobre sexo evitándolos a toda costa. Le gusta bailar (es experto en salsa) pero le apena que le bailen de manera sensual.
Muchos dicen que terminará dando noticias de espectáculos por su parecido a "Mauricio Clark".
Olga Lidia Vargas Rivera
El Otro Yo/Mi Otro Yo
El Otro Yo
Se trataba de un muchacho corriente: en los pantalones se le formaban rodilleras, leía historietas, hacía ruido cuando comía, se metía los dedos a la nariz, roncaba en la siesta, se llamaba Armando. Corriente en todo menos en una cosa: tenía Otro Yo.
El Otro Yo usaba cierta poesía en la mirada, se enamoraba de las actrices, mentía cautelosamente, se emocionaba en los atardeceres. Al muchacho le preocupaba mucho su Otro Yo y le hacía sentirse incómodo frente a sus amigos. Por otra parte el Otro Yo era melancólico, y debido a ello, Armando no podía ser tan vulgar como era su deseo.
Una tarde Armando llegó cansado del trabajo, se quitó los zapatos, movió lentamente los dedos de los pies y encendió la radio. En la radio estaba Mozart, pero el muchacho se durmió. Cuando despertó el Otro Yo lloraba con desconsuelo. En el primer momento, el muchacho no supo qué hacer, pero después se rehizo e insultó concienzudamente al Otro Yo. Este no dijo nada, pero a la mañana siguiente se había suicidado.
Al principio la muerte del Otro Yo fue un rudo golpe para el pobre Armando, pero enseguida pensó que ahora sí podría ser enteramente vulgar. Ese pensamiento lo reconfortó.
Sólo llevaba cinco días de luto, cuando salió a la calle con el propósito de lucir su nueva y completa vulgaridad. Desde lejos vió que se acercaban sus amigos. Eso le lleno de felicidad e inmediatamente estalló en risotadas. Sin embargo, cuando pasaron junto a él, ellos no notaron su presencia. Para peor de males, el muchacho alcanzó a escuchar que comentaban: <<Pobre Armando. Y pensar que parecía tan fuerte y saludable>>.
El muchacho no tuvo más remedio que dejar de reír y, al mismo tiempo, sintió a la altura del esternón un ahogo que se parecía bastante a la nostalgia. Pero no pudo sentir auténtica melancólica, porque toda la melancolía se la había llevado el Otro Yo.
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Primera Persona
El Otro Yo
Se trataba de mí, un muchacho corriente: en los pantalones se me formaban rodilleras, leía historietas, hacía ruido cuando comía, me metía los dedos a la nariz, roncaba en la siesta, me llamaba Armando. Corriente en todo menos en una cosa: tenía Otro Yo.
Mi Otro Yo usaba cierta poesía en la mirada, se enamoraba de las actrices, mentía cautelosamente, se emocionaba en los atardeceres. A mí me preocupaba mucho mi Otro Yo y me hacía sentir incómodo frente a mis amigos. Por otra parte mi Otro Yo era melancólico, y debido a ello, yo no podía ser tan vulgar como era mi deseo.
Una tarde llegué cansado del trabajo, me quité los zapatos, moví lentamente los dedos de los pies y encendí la radio. En la radio estaba Mozart, pero me dormí. Cuando despertó mi Otro Yo lloraba con desconsuelo. En el primer momento, no supe qué hacer, pero después me rehíce e insulté concienzudamente a mi Otro Yo. Este no dijo nada, pero a la mañana siguiente se había suicidado.
Al principio la muerte de mi Otro Yo fue un rudo golpe para mí, pero enseguida pensé que ahora sí podría ser enteramente vulgar. Ese pensamiento me reconfortó.
Sólo llevaba cinco días de luto, cuando salí a la calle con el propósito de lucir mi nueva y completa vulgaridad. Desde lejos vi que se acercaban mis amigos. Eso me lleno de felicidad e inmediatamente estallé en risotadas. Sin embargo, cuando pasaron junto a mi, ellos no notaron mi presencia. Para peor de males, alcancé a escuchar que comentaban: <<Pobre Armando. Y pensar que parecía tan fuerte y saludable>>.
No tuve más remedio que dejar de reír y, al mismo tiempo, sentí a la altura del esternón un ahogo que se parecía bastante a la nostalgia. Pero no pude sentir auténtica melancólica, porque toda la melancolía se la había llevado mi Otro Yo.
Brandon Ortiz Reynaga
Moisés Alaan Hernández
Olga Lidia Vargas Rivera
Elena Vargas Villanueva
sábado, 20 de octubre de 2012
Historia
Roberto se arreglaba con esmero pues esperaba ansioso ese día. Llegaba Marisa quien había pasado varios años en el extranjero pero, ¿sería la misma?, ¿lo amaría cómo siempre?.
Llegó al aeropuerto con casi una hora de anticipación; se acercó al mostrador y preguntó -¿el avión viene a tiempo? -sí, a tiempo- contestaron.
Comenzó a pasearse nervioso por el corredor, viendo las tiendas de curiosidades y compró unos cigarros y tomó un trago pues parecía que el tiempo no pasaba.
De pronto, el altavoz anunció el vuelo que llegaba doce minutos tarde. Roberto se acercó a la puerta por donde salían los pasajeros; miró a cada uno con ansiedad.
Apareció Marisa, la vio, ella encontró su mirada y él reconoció sus sonrisa de siempre; supo que era la misma mujer a la que había esperado por tanto tiempo.
Moisés Alaan Hernández
Olga Lidia Vargas Rivera
Elena Esmeralda Vargas Villanueva
El día más emocionante y feliz de mi vida
- Desperté ansiosa, con ganas de que llegara la noche.
- Mi mamá me llevó a la estética para que me arreglaran.
- Me vestí para la ocasión: mi graduación.
- Ya estando en el evento, me acerqué a saludar a mis amigos.
- Platicábamos él y yo con sólo mirarnos.
- Se dio la oportunidad y Gerardo al fin preguntó.
- Yo le contesté con nervios que me había atraído desde tiempo atrás mientras Jaime disimulaba escucharnos.
- Gerardo sonrió y apenado confesó que él sentía lo mismo por mi.
- Él y yo bailamos y estuvimos juntos toda la fiesta.
- Al despedirnos, nos quedamos con las ganas de decirnos tantas cosas....
FIN
Olga Lidia Vargas Rivera
<3
martes, 2 de octubre de 2012
Chilanga Banda / Café Tacuba
Chilanga Banda
Ya
chole chango chilango
Que chafa chamba te chutas
No checa andar de tacuche
Y chale con la charola.
Que chafa chamba te chutas
No checa andar de tacuche
Y chale con la charola.
Tan
choncho como una chinche
Mas chueco que la fayuca
Con fusca y con cachiporra
Te pasa andar de guarura.
Mas chueco que la fayuca
Con fusca y con cachiporra
Te pasa andar de guarura.
Mejor
yo me hecho una chela
Y chance enchufo una chava
Chambeando de chafirete
Me sobra chupe y pachanga.
Y chance enchufo una chava
Chambeando de chafirete
Me sobra chupe y pachanga.
Si
choco saco chipote
La chota no es muy molacha
Chiveando a los que machucan
Se va en morder su talacha.
La chota no es muy molacha
Chiveando a los que machucan
Se va en morder su talacha.
De
noche caigo al congal
No manches dice la changa
Al choro de teporocho
Enchifla pasa la bacha.
No manches dice la changa
Al choro de teporocho
Enchifla pasa la bacha.
Pachucos,
cholos y chundos,
Chichinflas y malafachas
Aca los chompiras rifan
Y bailan tibiri tabara.
Chichinflas y malafachas
Aca los chompiras rifan
Y bailan tibiri tabara.
Mejor
yo me hecho una chela
Y chance enchufo una chava
Chambeando de chafirete
Me sobra chupe y pachanga.
Y chance enchufo una chava
Chambeando de chafirete
Me sobra chupe y pachanga.
Mi
ñero mata la bacha
Y canta la cucaracha
Su choya vive de chochos
De chemo, chupe y garnachas
Y canta la cucaracha
Su choya vive de chochos
De chemo, chupe y garnachas
Transando
de arriba abajo
Ahi va la chilanga banda
Chinchin si me la recuerdan
Carcacha y se les retacha.
Ahi va la chilanga banda
Chinchin si me la recuerdan
Carcacha y se les retacha.
Prole Mexicana
Ya
basta capitalino
Que
sencillo trabajo tienes
No
te va ser formal
Y
deja de servir.
Tan
molesto como una parásito
Mas
ilegal que la piratería
Con
enojo y con macana
Pareces
guardaespaldas.
Mejor
me tomo una cerveza
Y
tal vez y ligo a una mujer
Trabajando
de chofer
Me
sobra bebida y fiesta.
Si
choco saco algún golpe
La
policía no es muy amistosa
Intimidando
a los que atropellan
Se
va en morder su dinero.
De
noche voy al table dance
No
inventes dice la prostituta
A
la conversación de briago
Rápido
pasa el cigarro.
Pachucos,
cholos y chundos
Vagos
y desaliñados
Aca
los raterillos mandan
Y
bailan salsa…
Mejor
me tomo una cerveza
Y
tal vez y ligo a una mujer
Trabajando
de chofer
Me
sobra bebida y fiesta.
Mi
amigo se acaba el cigarro
Y
canta “La Cuchara”
Su
cabeza vive de medicinas
De
droga, bebida y antojitos mexicanos
Estafando
por todos lados
Ahí
va la prole mexicana
Cuidado
y me la mientan
Puede
y se las regreso.
- Olga Lidia Vargas Rivera
- Elena Esmeralda Vargas Villanueva
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